miércoles, 1 de febrero de 2012

Lucía; Capítulo 1.

Como cunde despertarte un día por la mañana, sonriente, feliz, después de haber pasado un día increíble y, de repente… recordar que hoy a las 10 tienes un examen de recuperación de matemáticas.

  Hace un día.
 Como dice mi padre, soy un caso perdido. Siempre lo dejo todo para última hora. Me desperté a las 9, y cuando por fin iba a ponerme a estudiar, no conseguía concentrarme. Llevaba unos 3 días sin hablarme con Marcos, mi novio, las cosas no iban muy bien y con estos temas rondando la cabeza, en fin, que no estaba para numeritos y demás. Cuando empecé a concentrarme, hará por las 11 de la mañana, me hablaron por whatsapp. Era el pesado de Alex.

 Alex es un niño muy bueno, y yo le quiero mucho, de verdad, pero es que creo que es a la única persona a la que se le puede definir con dos adjetivos, pesado y  oportuno. ¿Llegas tarde a una clase a la que, sumando con la pía que te tiene la profesora, te echarán una bronca monumental? Ahí está Alesito para pararte por el pasillo y entretenerte. ¿Qué tienes un examen de recuperación para el que apenas has dedicado unos minutillos de las clases de apoyo? Ahí está el para no dejarte estudiar en toda la tarde.

Resulta que está pillado por una chica, Sandra, una de las mejores amigas de mi hermana pequeña. Ella tiene un año menos, y siempre anda lanzándole miraditas y buscando temas de conversación de debajo de las piedras, es la única chica que conozco que sabe dejar sin palabras a Alex. El está ilusionadísimo, porque últimamente los matices se han hecho notar mucho y se ve, y mucho, que  Sandrita quiere tema, pero para él es la primera chica. Nunca ha tenido nada con nadie y el mundo femenino es nuevo terreno para él.

Me estuvo contando su vida hasta las dos aproximadamente, luego me fui a comer y aproveché la escusa para no contestar más. Vale, ahora toca chapar.

 Suena la melodía de mi móvil, Forever Young de One Direction, así es imposible… Me acerco a cogerlo y me quedo atónita. “Marcos”. Mierda, no me apetece discutir ahora, así que lo pongo en silencio, pero con vibración, por si acaso me llaman por algo importante.  El teléfono vibra, y vibra, y vibra…

-¿Qué quieres? Ahora mismo estoy estudiando Marcos, no me apetece discutir.
 -Quiero arreglarlo Luci.
 -No me llames así. Sabes que odio que me llamen así.
 -Lo siento. A ver, te llamo porque, si te hablo por Tuenti tengo por seguro que no me vas a contestar. Necesito hablar contigo en persona, a solas.
 -Yo también lo siento, porque no va a poder ser, tengo que estudiar, así que vas a tener que esperarte a mañana.
 -Lucía, no puedo esperar…
 -Ah, ¿no? Pues me da que de otra forma no vas a conseguir que hablemos.-Me vibra la oreja, miro, es Alex, no por favor…-.
 -Mira, Lucía, no puedo dejar que sigamos así, en serio, han pasado tres días y ni me diriges la palabra.
 -Hombre si quieres voy, te compro algo bonito, voy para tu casa. Así como si no pasara nada, como si no anduvieses  tonteando con cada tía que ves pasar delante de ti.
 -¡Que yo no tonteo con todas!
 -Ah no, solo con la mayoría, perdón cariño.-Y sigue vibrando la oreja… Me empiezo a estresar.-Mira, me da igual en serio, tu por tu camino y yo por el mío, ¿va?
 -Pero, luc…-Cuelgo.

 Decidido. Hoy voy, y corto por lo sano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario